En los últimos años, el debate mundial sobre la regulación del cannabis se ha intensificado y cada vez son más las jurisdicciones que han modificado sus legislaciones para permitir el uso medicinal o terapéutico de la planta. En América, varios países han habilitado políticas que permiten a los pacientes acceder a determinados tipos de preparaciones, ya sea para aliviar sus síntomas, reducir sus dolencias o mejorar su calidad de vida.
El cannabis es todavía una sustancia prohibida, las últimas décadas han sido testigo de la inauguración de una serie de procesos políticos, legislativos y judiciales en distintas partes del mundo, de los que han emergido varias formas de regular legalmente su uso para fines médicos y terapéuticos. Dicha tendencia parece estar consolidándose en América y particularmente en la región latinoamericana y del Caribe, donde se concentran la mayor cantidad de experiencias disponibles y donde los cambios normativos se suceden el uno al otro en una especie de efecto dominó.
Según la JIFE, el uso lícito de cannabis ha aumentado considerablemente desde 2000. Desde entonces, cada vez más países han comenzado a utilizar extractos de cannabis y / o cannabis para fines médicos, además de la investigación científica. En el año 2000, la producción total fue de 1,3 toneladas; en el año 2015, había aumentado a 100,2 toneladas. Llegando al año 2017 con casi 160 toneladas.
Actualmente, América Latina es el líder mundial en la promoción y adopción de políticas permitiendo el acceso al cannabis para usos terapéuticos. El caso de Chile, guarda algunos puntos similares con la experiencia uruguaya, sin embargo aún faltan políticas en relación al consumo de cannabis con fin medicinal, ya que la ley 20.000 presenta varias falencias en torno a su normativa.