El gran revuelo es centrarse en “experiencia” con “evidencia”. Tradicionalmente se ha señalado como evidencia a nuestra experiencia o la opinión de expertos, basada a su vez, en su experiencia. Lo que propone la Medicina basada en la evidencia (MBE) es utilizar la mejor evidencia disponible para la toma de decisiones clínicas, sin obviamente desconocer a la experiencia, pero poniendo énfasis, en tener un sólido respaldo científico al momento de realizar alguna medida preventiva, terapéutica u otra.
La MBE se define como un proceso que es seleccionado de los mejores argumentos científicos actuales para la solución de un problema. Este es un nuevo paradigma que se extiende a varias profesiones sanitarias.
Gordon Guyatt define la medicina basada en evidencia como “un proceso cuyo objetivo es el obtener y aplicar la mejor evidencia científica en el ejercicio de la práctica médica cotidiana”.
Las principales ventajas de la MBE para los profesionales de la salud son:
Actualmente la MBE se desarrolla en tres niveles:
En Chile está tomando fuerza la Medicina Basada en Evidencia (MBE). El Ministerio de Salud creó en 1997 una unidad de Medicina Basada en Evidencia, para evaluar la evidencia que respaldaba las intervenciones propuestas que iban a ser incorporadas a la lista de prestaciones de FONASA. Existen otras organizaciones que también aplican este concepto como lo son Universidad y Clínicas.
A pesar de que este paradigma está tomando fuerza, aún persisten en la actualidad ciertas decisiones que se toman netamente por experiencia o “porque algún experto lo hizo”, obviando este complejo proceso que requiere la MBE para concluir respecto a alguna práctica o decisión clínica. Sería interesante reflexionar algunas preguntas, ¿es homogénea la aplicación de esta filosofía en todas las profesiones de la Salud?, ¿se aplicará de la misma forma en humanos que en animales?, ¿aún se siguen tomando decisiones solo basadas en la experiencia?, ¿los profesionales de la salud se actualizan?, ¿cada cuánto?